Basura! Discos es un sello virtual con base en Argentina desde 1999. Conocé algunas ideas del fundador de “la papelera de reciclaje de la industria discográfica” en esta entrevista que le hicimos a Fer Mercadal, fundador del sello, para Creative Commons.
Podés conocer más de Basura! Discos y descargar su música desde: www.basuradiscos.com.ar
¿Cómo surgió el netlabel?
Hoy parece muy común reconocer a la red como una herramienta de difusión para artistas independientes, pero hace 10 años atrás las cosas eran bastante distintas, el formato mp3 estaba recién empezando a difundirse y era difícil lograr una calidad aceptable de compresión en archivos lo suficientemente livianos como para poder transferirse sin demoras excesivas mediante las conexiones disponibles en aquel momento. Una de las únicas alternativas de difusión que podían tener un músico o banda era grabar un disco, enviarlo a distintas compañías y esperar conseguir de alguna de ellas la propuesta de un contrato discográfico. Esto produjo que el ámbito artístico de la música se transformara en un mercado muy competitivo, al que resultaba prácticamente improbable entrar. Aquellos que quedaron excluidos de ese circuito, valiéndose de los avances tecnológicos de internet, del formato mp3 y del aumento en las velocidades de conexión, crearon un mercado alternativo, para difundir y compartir sus obras (en lugar de publicitar y vender un producto) Fue el nacimiento de los netlabels o sellos discográficos virtuales, y en ese marco se creó Basura! discos, con una premisa más que simple, en lugar de trabajar en la busca de aceptación de los sellos discográficos, trabajamos para crear una plataforma de difusión propia.
¿Cuál es el criterio de selección para editar a los músicos?
Existe un criterio de selección pero completamente desarticulado, no del todo definido. Edito las obras que me gustan, y la elección puede tener que ver con la música, con la modalidad de trabajo del artistas, con su actitud o la forma de presentar la obra, no hay requisitos fijos a la hora de evaluar la edición de un material.
¿Qué opinás de la industria discográfica actual y su modo de funcionamiento?
Creo que en la actualidad hay dos ámbitos en que la música se desarrolla, la industria discográfica tradicional que es puramente comercial, donde rigen las modas e importan la cantidad de ventas y la cantidad de fans, que utiliza herramientas el formato físico (CD y DVD) la radio y la televisión (y últimamente internet), la venta de merchandising, etc. y el mercado alternativo, que es una red de intercambio libre que nació y crece en internet día a día, de la mano de los netlabes y los artistas independientes alrededor del mundo.
Personalmente, elijo el mercado alternativo, porque creo que es el espacio donde la música sigue considerándose una obra de arte y no un producto de consumo.
¿Cómo tomaste la decisión de licenciar tus obras con Creative Commons? Qué opinás del derecho de autor en la actualidad?
No sé precisar del todo las causas de mi postura, pero en 10 años de estar abocado a la música, nunca me interesé el tema de los derechos de autor. No sé del todo cómo funciona, me parece algo muy lejano, desde el comienzo (al menos según las leyes de mi país, Argentina) hay que pagar para ‘registrar’ la autoría de una obra, no sé si después se reciben beneficios económicos por la reproducción o venta de esas obras registradas, no conozco directamente a nadie que haya hecho esto y goce de esos beneficios, pero de nuevo, realmente no me interesa. Nunca me interesó el lado económico de la música, nunca gané plata haciendo música, cuando editaba algún disco en formato CDR los terminaba regalando, vivo de otra cosa, y la música es para mí un sustento espiritual más que económico. Lamentablemente, no todo el mundo tiene la misma postura, entonces me parecen de utilidad las licencias Creative Commons, para regular mínimamente esa libertad y darle un marco institucional.
¿Ves como algo positivo el hecho de que toda la música pueda circular a través de Internet? ¿Creés que eso cambió el paradigma de la música?
Lo veo sin dudas como el evento más positivo en el mundo de la música en los últimos 10 años, y quizás más. Creo que es positivo porque divide las posturas, por un lado los que prefieren la música como producto, que siguen desarrollando su actividad en el mercado industria discográfica, regulado por la oferta y demanda de esos productos, y por otro lado quienes se mantienen firmes en considerar a la música como una obra de arte y alejarla de lo comercial, que buscan compartir obras y experiencias en un entorno libre.